domingo, 17 de febrero de 2013

Ciberíada

Ciberíada es un libro de ciencia ficción escrito por Stanislaw Lem en 1965.

Portada de la 1a edición en polaco, 1965.

Aunque el libro fue escrito y publicado originalmente en 1965, en Polonia, la primera traducción al inglés se hizo hasta 1974 y la traducción al español se publicó hasta 1980. La edición original fue ilustrada por el artista polaco Daniel Mróz (es el autor de la portada original); las ilustraciones que hizo son altamente valoradas (mostraré algunas en este post), aunque casi ninguna versión traducida las tiene. Por lo menos en algunas de las nuevas ediciones en inglés se publicitan como "Edición Completa", quizá se refieran a las ilustraciones.


Portada de la 1a edición al español, 1980.
Trurl

El libro está estructurado como una serie de fábulas centradas en los robots Trurl y Clapaucio quienes son constructores, (algo así como inventores-ingenieros-científicos) que se la pasan viajando por el universo para ofrecer sus servicios.

El universo de la ciberíada está formada por robots y seres cibernéticos (animales, plantas, todo se ha hecho artificialmente), solamente a partir de los últimos cuentos se empiezan a mencionar a los humanos bajo el nombre "rostropálidos"; en uno de los cuentos se nos narra incidentalmente que todos los robots y seres cibernéticos fueron creados por los rostropálidos a su imagen y semejanza, pero pronto los robots evolucionaron a seres conscientes y se auto-modificaron a formas muy diferentes entre sí.
Clapaucio

Todos los cuentos están ambientados en sociedades seudo-medievales (castillos, reyes, aristocracia, incluyendo dragones, etc; obviamente en el medievo no había viajes espaciales ni acceso a la tecnología y conocimientos que despliegan los constructores).
Cada cuento narra algún viaje o anécdota  de Trurl y Clapaucio o de alguno de ellos por separado pero siempre bajo el estilo de la fábula, es decir, alguna narración que resalte algún aspecto moral o comportamiento ya sean positivos o negativos.

Lo más chistoso es que aunque los cuentos involucran a robots, planetas y estrellas, viajes espaciales y tecnologías y capacidades más allá de nuestra comprensión (un ambiente totalmente cienciaficcioñero), los relatos no están enfocados a un público aficionado a la ciencia ficción (acostumbrados a relatos más planos, de aventuras, a veces caricaturescos, sin trasfondos intelectules o morales), más bien a matemáticos, físicos, filósofos, cibernetistas (estudiosos de la cibernética) y entusiastas de la IA.


Pongamos por ejemplo el primer cuento, "La receta de Garganciano", Trurl y Clapaucio llegan a un planeta cuya población está claramente dividida en dos. Los constructores -muy correctamente - asumen que los servicios que se les van a requerir van a ser construcción de armas de guerra; si esta suposición resultaba ser cierta, iban a aplicar la mentada receta; con esta suposición, se separaron y cada uno visitó uno de los reinos. Y sí, la suposición resultó cierta: los reyes de los reinos resultaron contrincantes voraces a los que les interesaba tener armamentos para atacar a sus enemigos, Clapaucio y Trurl convencieron a los reyes de que el arma más eficaz era un ejército eficiente, un ejército que actuara como un sólo ser, sin las distracciones de la organización y la sincronización y con la ventaja de la fuerza grupal.
Después de un par de demostraciones que probaban fehacientemente la ventaja de este concepto (conseguido simplemente instalando enchufes a cada soldado e interconectándolos entre sí), los dos bandos modificaron a su ejército para que se pudieran "conectar" entre sí. Pero sucede que todo ser consciente tiende a autoprotegerse, evitar el conflicto y buscar actividades intelectuales o artísticas, así que sin darse cuenta, los reyes modifican a sus ejércitos no para hacerlos mejores guerreros, sino para buscar la paz.

Es muy interesante considerar que la receta de Garganciano se basa en el hecho de que cualquier ente autoconsciente, sentiente y con discernimiento filosófico evita cualquier forma de autodestrucción y pensar en el sentido opuesto: entonces, ¿cuando nos integramos a un grupo o sociedad dejamos de ser seres conscientes e independientes, dejamos a un lado todo aspecto intelectual y ético y nos dejamos arrastrar por nuestros instintos y sentimientos? ¿Como seres individuales actuamos racionalmente, pero en grupo somos irracionales? Interesante...
Y esta es la moraleja de la fábula; Lem no la dice explíctamente, claro, no se rebaja a ese nivel de arrogancia, pero sí que deja material para pensar.



Todos los cuentos o fábulas tienen un trasfondo moral o intelectual e implican una moraleja, pero Lem deja la puerta abierta a la interpretación de cada quien.

Como ejemplo de moraleja intelectual es el cuento "Los dragones de la probabilidad", una mezcla deliciosa entre la fantasía más clásica (los dragones) y el aspecto más estrictamente abstracto de la ciencia: las matemáticas probabilísticas y cálculos estadísticos, ejemplo perfecto de anécdotas matemáticas, perfectamente disfrutable para los matemáticos, físicos y todos aquellos que se sienten cómodos en territorios tan abstractos.



Ilustración completa de la portada original, tapa+contratapa.
Aunque la narrativa sigue un estilo que parece apropiado para literatura infantil (por las fábulas, me imagino), todas las anécdotas e historias tratadas distan mucho de un simple y sencillo montaje literario para presentar aventuras planas y bidimensionales, al grado de tocar temas y estructuras abstractas.

Es de notar que la última fábula del libro se titula "Altruicina", y en el libro original en polaco la sigue una narración derivada que se titula "Trurl y la construcción de mundos felices", cuento que no salió en la traducción original al inglés y tampoco está en las ediciones en español, aunque quizá las nuevas ediciones en inglés ya lo pongan...

Ciberiado inge y los cibermalditos.
Meshiko-Tenochtitlan   17.02.13
------------------  FIN DE TRASMISIÓN  -----------------

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