lunes, 30 de junio de 2014

Historia del Futuro IV


En la edición de Orbis, éste es el tomo de cierre de "La historia del futuro" de Robert A. Heinlein.


Portada de la edición en español, ediciones Orbis, colección Ciencia Ficción, traducción de Domingo Santos, 1986.





Igual que en el tomo anterior, este libro consta solamente de dos novelas cortas, indicando la madurez literaria de Heinlein al relatar una historia con puntos de vista más profundos y diversos.
Este libro contiene los relatos:

Inadaptado (Misfit). Parece medio raro, pero este relato empezó como un cuento publicado en noviembre de 1939, después fue desarrollado y complementado como novela corta para su publicación en el compilado "Revolt in 2100" (1953).
Se relata la historia de Andrew Jackson Libby, un geniecillo matemático que se enlista en el Cuerpo de Construcción Cósmica debido a que no se adapta a la forma de vida en la Federación, ni a la forma de trabajo, ni al ocio, ni nada. En realidad todos los que se enlistan al Cuerpo de Construcción Cósmica (una entidad civil con estructura militar encargada de adaptar y hacer construcciones humanas en los cuerpos del sistema solar) son inadaptados buscando una oportunidad. La primera misión del equipo de Libby es reubicar un asteroide del cinturón de asteroides a una órbita más cercana a la Tierra para poderlo usar como laboratorio científico.
Libby muestra su gran capacidad de análisis y de cálculo al recalcular el volumen de algunas cargas de demolición en el asteroide y evitar así una explosión catastrófica. Cuando al fin se coloca el anclaje en el asteroide y el transbordador está listo para  remolcarlo a su nueva órbita, la computadora de la nave tiene un fallo que le impide calcular los parámetros de la ruta a trazar; Libby hace frente a la emergencia y realiza todos los cálculos e introduciéndolos a la computadora central,  logra que el transbordador arranque y logren seguir la ruta adecuada para situar al asteroide en su órbita correcta.

Los hijos de Matusalén (Methuselah's Children). Este relato  ya es una novela completa; originalmente apareció en tres partes en los números de julio, agosto y septiembre de 1941 en la revista "Astounding Science Fiction" para después aparecer publicada como novela independiente en 1958.
Portada de la primera edición de los "Hijos de Matusalén" en inglés, Gnome Press, 1958.

La trama se centra en el personaje Lazarus Long y su relación con el grupo social conocido como "familias Howard" que han logrado una gran longevidad a través de selección artificial, esto es, los miembros del grupo social se casan entre ellos de forma que favorezcan la longevidad. El iniciador de las "familias Howard" fue Ira Howard a mediados del siglo XIX que se volvió rico durante la fiebre del oro en California, aun que nunca se casó ni tuvo hijos, dejó una cuantiosa herencia a repartirse entre las familias más longevas; poco después se organizaron ("Fundación Howard") y empezaron a seleccionar parejas donde destacaba la longevidad de sus padres y abuelos, repartir dinero del trust Howard entre los descendientes de estas parejas seleccionadas y, con el paso del tiempo, "ayudar" a los miembros sospechosamente longevos y saludables a reubicarse en lugares donde no los conocieran y tramitarles papeles que mostraran que tenían una edad mucho menor a la real.
El equivalente a la Constitución en este mundo futurista de Heinlein se llama el Convenio, es básicamente el contrato social que se hizo después de la caída de la teocracia donde se restablecen todas las libertades y garantías civiles. Bajo el Convenio, los miembros de las familias deciden darse a conocer para resolver toda la problemática de estarse ocultando y asumiendo nuevas personalidades. Sin embargo, muchos miembros de la administración gubernamental no creen que su longevidad sea solamente resultado de selección artificial (tener hijos solamente entre personas longevas), piensan que han descubierto alguna fórmula de longevidad, así que los empiezan a perseguir.
Todas las familias deciden huir al espacio, robar una de las nuevas naves de mayor capacidad y velocidad, la "Nuevas Fronteras".  Durante el proceso de robar la nave, se integra a ellos Andrew Jackson "Regla de Cálculo" Libby que también es un miembro de las familias. Combinando los potentes motores de la nave y su tecnología de punta junto a un dispositivo inventado por "Regla de Cálculo" Libby que sirve para anular la inercia de cualquier masa, logran alcanzar casi la velocidad de la luz, escapar del sistema solar y ponerse en rumbo a una estrella muy parecida al Sol con la esperanza de encontrar un planeta con características similares a las de la Tierra para fundar ahí una nueva colonia.
Cuando están a unos pocos meses luz de la estrella (la empiezan a llamar simplemente "nuestra" estrella"), hacen una exploración por telescopio  y encuentran un planeta casi igual a la Tierra. Uno de los miembros de las familias que viajan en la nave es una persona con defectos neurológicos y genéticos (tiene 90 años pero el aspecto, inteligencia y madurez de un adolescente) y con una gran capacidad telepática. Él les dice que el planeta está habitado y que "sus amigos ya los están esperando". Cuando llegan al planeta se encuentran a una especie humanoide muy amistosa y servicial con un extraño estatus tecnológico: parecen un poco atrasados tecnológicamente, pero gran parte de los aparatos que usan son increíblemente avanzados: por ejemplo, las láminas de material que usaban eran totalmente irrompibles, indestructibles y resistentes a cualquier cosa conocida por los humanos, pero poseían herramientas que fácilmente cortaban, moldeaban o soldaban este material; los transportes que usaban parecían simples platos grandes, sin ruedas ni motor. A los extraterrestres se les empezó a llamar "jockaira" o "zhacherira", por sus características físicas resultó casi imposible que hablaran inglés, pero los humanos sí podían pronunciar su extraño lenguaje, así que empezaron a aprenderlo, y cuando ya pudieron comprender lo que decían los jockaira se dieron cuenta que siempre hacían mención a sus dioses; en cada frase, cada oración, cada sentencia hacían mención a sus dioses. Al principio los humanos piensan que los dioses jockaira son como  los dioses humanos: entelequias intelectuales en las que uno cree, pero poco a poco se dan cuenta que los dioses jockaira sí existen y de hecho, les ordenan sus vidas, comportamiento y futuro.

Llega el momento en que los jockaira desean que los humanos pasen a través de una ceremonia en sus templos, pero al ver que esta ceremonia sale muy mal en el primer humano (sale del templo en un estado de shock, con una especie de psicosis severa, aunque sin daño físico), Lazarus Long logra deducir el verdadero estado de la civilización jockaira: sus dioses son otra especie increíblemente avanzada cuya tecnología y posibilidades hacen que sean casi "divinos" (aquí hay que recordar la 3a ley de Clarke: "Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia") y los jockaira están bajo su protección, son tratados muy benévolamente pero como mascotas domesticadas tan sólo, la llamada "ceremonia" debía ser alguna forma de "amaestrar" la mente. Como el cerebro y el sistema nerviosos humanos son fundamentalmente diferentes a los de los jockaira, el resultado es la catástrofe. Ya considerando esto, las familias empiezan a ver a los jockaira y su dioses como una amenaza; aunque no física, sí quieren evitar ser domesticado y vivir como mascotas, así que empiezan a planear cómo huir de ahí, a pesar del poder de los "dioses". Los humanos nunca llegan a verlos, pero los dioses también se dan cuenta que no pueden domesticar a los humanos y les dicen, a través de los jockaira, que deben abandonar el planeta, para lo que dan un plazo ridículamente corto (3 hrs), pero cuando los humanos se paran en los lugares donde desembarcaron, los "dioses" los elevan hasta donde está orbitando la "Nuevas Fronteras", abren las compuertas y cuando todos los humanos ya están a bordo, hacen que la nave alcance velocidades hiperlumínicas y los transportan a un planeta a 32 años luz de ahí.
Cuando la nave está en una órbita estable al planeta, reciben  la inesperada visita de uno de sus habitantes: un ser antropomorfo del tamaño de un niño pero con aspecto aproximado al de un conejo a los que simplemente llaman "la Pequeña Gente". Usan la telepatía para comunicarse y poco a poco los humanos aprenden que tienen grandes conocimientos y habilidades, sobre todo en cuanto a manipulación genética, con esas habilidades han logrado domesticar su planeta, uniformizarlo a un clima templado, lograr cultivar plantas que en vez de frutos produzcan alimentos para todo gusto y necesidad, dominar a la naturaleza de forma que la hierba crezca suave y fresca, todos los riachuelos tengan agua corriente y  potable, no haya depredadores, ni insectos dañinos, ni alimañas. Todo un jardín del edén; a tal grado que los humanos empiezan a vivir al aire libre y algunos hasta dejan de usar ropa. Otra cosa que aprenden los humanos es que la pequeña gente formaban mentes grupales de entre treinta y noventa individuos donde cada uno es igual de importante pero intrascendente. Cuando la pequeña gente se da cuenta que los humanos son seres  individuales sin poder comunicarse mentalmente con los demás, reaccionan con horror y lástima, aunque después de un par de semanas, les ofrecen su ayuda para que puedan formar seres grupales, como ello, dado que los humanos y tenían la capacidad de comunicación telepática. El ofrecimiento es rechazado con diplomacia y cortesía. Al igual que PK Dick, Heinlein considera que los que tienen el "don" de la telepatía pagan un alto costo: desequilibrio emocional y neurológico, retraso en el desarrollo —mental o físico y muchas veces de ambos—, algunos miembros de las familias consideran este punto como uno de los argumentos principales para no aceptar la ayuda de la pequeña gente, Lazarus Long considera una perspectiva más filosófica: uno de los aspectos que caracterizan a los humanos (no sobre los otros animales terrestres, sino lo que nos distingue de los jockaira y la Pequeña Gente) es que los humanos tenemos deseos de superación, siempre buscamos la mejora, no podemos convertirnos en mascotas amaestradas como los jockaira, pero tampoco podemos vivir en un paraíso inmejorable donde ya ni siquiera tenga uno la necesidad de sobrevivir, donde uno pierda todo deseo de mejorar moral, física o culturalmente. Además, la pequeña gente pidió permiso a algunos humanos para mejorar genéticamente a un bebé pero respetando su cerebro y sistema nervoso, respetando totalmente su humanidad: el resultado es que cuando nace el bebé, todos pueden ver que es una monstruosidad, aunque desde un punto de vista lógico SÍ es un humano mejorado: tiene más dedos en cada mano, son mucho más flexibles (como tentáculos) y los más largos tienen ojos microscópicos, tiene pezuñas en vez de pies y piernas más cortas y musculosas, etc. Obviamente que Lazarus Long y muchos otros humanos no quieren ni aceptan las "mejoras", aunque hayan sido aceptadas voluntariamente por los padres del bebé y por si fuera poco, una mujer humana decide integrarse a un grupo para así ser inmortal, a pesar de que su cuerpo pueda morir, así que se integra a un ser con mente grupal; aunque técnicamente sigue siendo humana, prácticamente ya está fusionada con la pequeña gente. Así que Long y algunos líderes de las familias deciden convocar a una asamblea para ver si quieren regresar a la Tierra, buscar otro planeta o quedarse ahí. La mayoría vota por regresar a la Tierra, algunos deciden quedarse (sobre todo los más viejos que ya no quieren estar peregrinando, los más jóvenes que ni siquiera conocen la Tierra, y los padres de éstos, incluyendo a los padres del bebé "mejorado"), un pequeño grupo quiere seguir explorando el espacio y decide quedarse para conseguir la ayuda de la pequeña gente.
Entre los que deciden regresar se encuentra "Regla de Cálculo" Libby. Con ayuda de la pequeña gente consigue desarrollar un motor para accesar al para-espacio y lograr velocidades hiperlumínicas.
Instala este nuevo motor en la Nuevas Fronteras y logran el recorrido a la Tierra, en vez de años, se lleve meses —y por cuestiones relativistas, para ellos los meses transcurren en apenas dos semanas—;  al entrar al sistema solar calculan cuánto tiempo según la Tierra han estado viajando (en caso de que haya pasado mucho tiempo, millones de años y ya no haya civilización humana y encuentren cambios geológicos), pero solamente han transcurrido 75 años, además se empiezan a preguntar cuál será el recibimiento terrestre, dado que son fugitivos y robaron una nave. Sin embargo, se enteran (los visita un embajador plenipotenciario de la Tierra) que durante su ausencia se desarrolló la forma de alargar la vida, así que ya no los van a perseguir; en cuanto a la nave, las familias han logrado adaptarla para alcanzar velocidades hiperlumínicas, así que ahora son considerados héroes en la Tierra.

En resumen, las historias están planteadas para mostrar los avances de la humanidad y, como lo mencionaba al principio, la segunda historia ya es una novela por sí sola, brillantemente trabajada (desde el punto de vista cienciaficcioñero), con continuidad y lo suficientemente compleja para justificar las fallas en la estructura narrativa (los personajes son planos, parece que hablan compulsivamente, Lazarus Long pareciera que es el único que piensa y que tiene experiencia...), pero es entretenida y contiene mensajes lo suficientemente complejos para movernos a la reflexión.
Una cosa que hay que destacar mucho es el contexto histórico y cultural en los que fueron escritas las obras de Heinlein: ya mencioné el hecho de que en ese tiempo se creía que Venus era un lugar cálido, pantanoso y húmedo; igual se puede decir de algunos puntos que ahora parecen anacronismos, como mencionar reglas de cálculo, no mencionar electrónica o informática, algunos detalles de mecánica celeste..., pero el punto principal al que me gustaría referirme es el referente a la telepatía.
Actualmente, la telepatía, fuerzas psíquicas y fenómenos paranormales están totalmente desacreditados como cosas reales y útiles, y en realidad siempre han sido charlatanería; pero hay que considerar el entorno social: desde los inicios de la CF siempre ha habido corrientes que divulgan las "investigaciones" y "descubrimientos" psíquicos. Poco a poco la verdad ha ido ganando terreno y esto se considera un chiste tonto, y en una perspectiva MUY indulgente, en un hobby. Pero en las décadas de 1930 y 1940, era tomado con la seriedad futurista de las comunicaciones y el desarrollo de la electrónica. Y así tenemos a Robert A. Heinlein, tan inmerso en la cháchara telépata que pensaba que era un recurso futurista. (De hecho otro cienciaficcioñero, Arthur C. Clarke, con un background más científico, también consideró seriamente todos esas falacias new age —lo que se refleja, sobre todo, en su novela El fin de la infancia— hasta que el tiempo y el método científico probaron la falsedad de estas afirmaciones). Heinlein siguió un camino parecido: a pesar de que escribió sobre personajes con dones telepáticos, en sus últimas novelas ni siquiera se menciona.

Matusalénico inge y los inadaptados malditos.
Meshiko-Tenochtitlan.    300614
------------   FIN DE TRASMISIÓN   ------------

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