miércoles, 20 de enero de 2021

Los algo-punks

 Todo empezó en 1984 con la novela Neuromante de William Gibson, relato que tocaba una nueva temática de una forma completamente novedosa y que dio el banderazo de salida al subgénero cienciaficcioñero ciberpunk.










Aunque Neuromante no fue el primer escrito (en 1980, el escritor Bruce Bethke escribió el cuento "Cyberpunk", aunque la temática no estaba relacionada con lo que conocemos ahora, su tema central era un chamaco hacker –Bethke no utilizó este término, porque ni siquiera lo conocía, usó "virtuoso de la computadora"–, sus amigos y todas las travesuras cibernéticas que hacían desde su cuarto), ni William Gibson fue el que inventó el término (fue usado ya con el sentido actual por Gardner Dozois en una editorial de Asimov's Science Fiction Magazine) y hasta muchos de los conceptos ya existían (principalmente los visuales, muchos cómics de la revista "Heavy Metal" de la década de 1970s, "Akira" y la película "Blade Runner", ambas de 1982), se considera que "Neuromante" es la primera obra que conjunta todos los elementos y le dió consistencia a las ideas para iniciar un género cienciaficcioñero.


En 1990 William Gibson y Bruce Sterling escribieron otra de las novelas clave del género: "La máquina diferencial" que dio el banderazo de salida a otro subgénero: el steampunk. Igual que "Neuromante", ni fue la primera novela, ni ellos acuñaron el término, ni nada. La palabra se le ocurrió al cienciaficcioñero J.W. Jeter en una carta que mandó a la revista "Locus" en 1987 para englobar la temática que utilizaban varios escritores en sus novelas: Tim Powers y James Blaylock, además de él, claro, que situaban sus tramas en la Inglaterra victoriana y le ponían un poco de fantasía tipo "La máquina del tiempo" de H.G. Wells; a partir de la popularización de la palabra y el subgénero, inició toda una subcultura y movimiento sociocultural y artístico.




Las ideas ciberpunk y los relatos del género se volvieron tan populares que empezaron a generar reacción: aquí en México en 1993 se publicó "La primera calle de la soledad" de Gerardo H. Porcayo, primera novela de un mex-ciberpunk bastante curioso, y que dio inicio a un sub-subgénero conocido como ciberpink. Este sub-subgénero consiste en que, más que seguir los lineamientos ciberpunk, se apoya en descripciones detalladas y tremendistas de mundos postapocalípticos, implantes y extensiones electrónicas corporales, machincuepas literarias retorcidas y barrocas que despiertan una fuerte sospecha de estar huecas, que nada más se apoyan en su barroquismo literario, no en su trama. El estilo ciberpink se usa mucho no sólo en México, sino en Latinoamérica y EUA.

Se considera que las novelas "Snow Crash" de Neal Stephenson (1992) y "Headcrash" del propio Bethke (1995, Bethke fue el que escribió el cuento corto "Cyberpunk" en 1983) cerraron el ciclo del cyberpunk, aparte de ser consideradas sátiras ante los excesos literarios e ideas grotescas del género (Snow Crash se considera una sátira sutil, Headcrash ya se considera un ataque más directo). A las novelas y cuentos del género que se han ublicado desde entonces se les clasifica como "postcyberpunk".


 
En 2009 se publicó el libro "The Windup Girl" de Paolo Bacigalupi ("La chica mecánica") y de inmediato se notó una gran fidelidad a los conceptos del ciberpunk: multinacionales todopoderosas, un gobierno corrupto y casi inexistente, seres cuasi-ilegales que buscan su supervivencia..., excepto que no se usan los elementos descriptivos del ciberpunk, nada electrónico, nada de implantes, hackers o samurais con extensiones corporales; lo que sí se menciona –y mucho– es la ingeniería genética y los OGM (Organismos Genéticamente Modificados), así que a este tipo de relatos se le empezó a llamar "biopunk".








Las ciberderivaciones.


Desde que apareció el término "steampunk", y, sobre todo, cuando se acuñó el término "biopunk", se ha popularizado (y mercadeado) la moda de ponerle el sufijo -punk a todos los géneros que cruzan la ciencia ficción, la ucronía y el retrofuturismo, así tenemos:

Derivativas futuristas.
Biopunk. Ya mencionado. ¿Cómo será el mundo con seres y alimentos OGM?, ¿cuando los hackers más notables sean los biohackers?
Nanopunk. ¿Cómo será un mundo dominado por nanotecnología?
Postciberpunk. Ya mencionado. Técnicamente, el ciberpunk ya terminó su ciclo. Lo que se escribe ahora y entra en esta clasificación se denomina postcyberpunk. El mundo dominado por la electrónica.
Ciber noir o Tech noir. Son historias ambientadas en una atmósfera ciberpunk aunque se clasifique más como novela negra, detectivesca o policial y no tengan una trama o ambientación propiamente cienciaficcioñera.
Solarpunk. Creo que es el único subgénero positivo de entre todos los -punk. Habla del futuro dominado por fuentes de energía alternativas y la humanidad ya ha superado sus peores problemas: superpoblación, cambio climático, contaminación, degradación ecológica, etc.
Lunarpunk. También conocido como Wiccapunk –wicca es el conjunto de creencias de las brujas–. Es el reverso del solarpunk. El ser humano es visto como una  plaga, un virus, así que habla de una Tierra sin humanos.

Derivativas retrofuturistas.
Clockpunk. ¿Cómo sería el mundo si la tecnología dominante fuera aquella que se desarrolló durante el renacimiento, tecnología mecánica de engranajes?
Dieselpunk.  ¿Cómo sería el mundo si la tecnología dominante fuera la impulsada por petróleo (gasolina y diesel)?
Steampunk. Ya mencionado. ¿Cómo sería el mundo dominado por la tecnología impulsada a vapor? 
Estética teslapunk, muy parecida al
steampunk, pero con las invenciones
eléctricas de Nikola Tesla.

Teslapunk. ¿Cómo sería el mundo dominado por la tecnología propuesta por Nikola Tesla?
Atompunk. Se refiere a que la tecnología dominante sería la predigital, con computadoras analógicas y mecánicas pero ya con el desarrollo de la energía nuclear y los inicio de la era espacial. Digamos al nivel de 1945-1969. El mejor ejemplo serían los Supersónicos (The Jetsons), pero con una narrativa punketa.
Steelpunk. Más que referirse a la tecnología de un periodo en particular, se refiere a una ambientación donde reina el hardware sobre el software. Es decir, se desechan cosas como el technobabble de Star Trek (tipo "reconfiguro esto para hacer esta otra cosa") por máquinas que se han construido para un propósito, tipo "Metrópolis".
Islandpunk. Se refiere a los intentos o el desarrollo de tecnología con recursos muy limitados, como los que hay en una isla.
Rococopunk. ¿Cómo sería el mundo si la tecnología dominante fuera aquella que se desarrolló durante el rococó (periodo barroco tardío)?
Decopunk. Una derivación del dieselpunk. Toda la narrativa usa la estética Art Déco dominante en las décadas de 1920-1930.
Sailpunk. ¿Cómo sería el mundo dominado por la tecnología impulsada a vela?
Stonepunk. Narrativa ubicada en la edad de piedra (los Picapiedra - The Flintstones). No se usa para hacer proyecciones al futuro porque ya sería muy exagerado tener el neolítico en el espacio.

Estética stonepunk, no, no hay naves ni aviones, ni pistolas de rayos, pero..., pero....,
la imaginación es el límite.


Derivativas propuestas (y bastante extrañas).
Raypunk. Es más o menos equivalente al steelpunk, esto es, no se refiere a algún periodo en particular, sino más bien a un ambiente retrofuturista fantástico donde abunda de lo que más se le ha acusado a la cifi: jetpacks, pistolas de rayos, aparatos antigravedad, agujeros interdimensionales para pasar a universos paralelos (como el de Rick de Rick & Morty).
Nowpunk. Este término fue acuñado por el propio Bruce Sterling. Hay muchos subgéneros futuristas y muchos subgéneros retrofuturistas y que hablan del pasado, ¿y el presente? Sterling inventó la palabra para englobar muchas de sus novelas actuales, pero –por coincidencia, asombrosa, pero coincidencia al fin y al cabo– también se aplica a muchas de las novelas actuales de William Gibson.
Cyberprep. Había yo mencionado que el solarpunk es el único subgénero utópico de entre todos los algo-punk, pero me equivoqué. El ciberprep es un término propuesto para englobar a los relatos que siguen la estética y los temas postciberpunk, pero desde una perspectiva utópica; así como el lunarpunk es el reverso del solarpunk, el ciberprep es el reverso del postciberpunk.
Elfpunk. Uno de los subgéneros más curiosos. Es más bien fantástico y no creo que siga alguna estética algo-punk. Es la narrativa donde la mitología clásica de hada y elfos (duendes) está situada en ambientes urbanos. También se le conoce como fantasía urbana.
Mythpunk. La escritora Catherynne M. Valente propuso este término (en los comentarios a su cuento de 2010, 13 Ways of Looking at Space/Time –13 maneras de observar el espacio/tiempo) para clasificar a los relatos donde se hace una fusión de la mitología clásica de una civilización con el ambiente tecnológico cienciaficcioñero. Casi siempre está mezclado con clockpunk, steampunk, rococopunk...
Splatterpunk. Es una especie de cruza entre la cifi y el terror, más particularmente, con el subgénero splatter: mucha sangre, vísceras..., gore, en general; matar y descuartizar con saña y violencia, con un cuchillo o machete, por ejemplo, pero siguiendo ucronías, anacronías o retrofuturos, sin alguna época en particular.

Terminar cualquier género con -punk ya está tan de moda que está perdiendo significado: más que una clasificación de subgéneros parecen etiquetas comerciales para llamar la atención.

Originalmente fenómenos como éste de acuñar términos y clasificar tipos de género era una ayuda auxiliar para lectores cienciaficcioñeros, librerías y bibliotecas; actualmente muchas de estas subclasificaciones son resultado de modas, movimientos y facciones sociales dentro del cosplay, "looks" de videojuegos y algunas veces obras literarias. Tal vez está bien, puesto que hay muchas obras literarias que se necesitan agrupar para que los posibles lectores sepan de qué tratan, y a lo mejor son una exageración que induce a confusión.

Pero, a fin de cuentas, así es el mundo cienciaficcioñero.

Punketo inge y algunos malditos.
Meshiko-Tenochtitlan  20.1.21.