sábado, 13 de febrero de 2021

La bruja

La bruja (The Witch, Robert Eggers, 2015. Titulada como The VVitch: A New-England Folktale, estrenada comercialmente en 2016), es una película de terror de producción estadounidense-canadiense basada en cuentos y leyendas coloniales de la zona de Nueva Inglaterra.

Uno de los pósters originales usados para el estreno comercial de la película. Como se ve, la película ya había sido exhibida en el festival Sundance, donde ganó el premio al mejor director.

Lo que más llama la atención es que no sigue los estándares de terror actuales holywoodenses ni se muestra limitado por la horrible corrección política que invade el siglo 21.
El otro punto notable es que el director, Robert Eggers hizo un gran esfuerzo para apegarse a aspectos históricos del siglo 17 (centuria de 1600-1699), así, por ejemplo, tenemos que la palabra "vvitch" es la forma antigua en inglés (llamada también "inglés shakespeariano") de decir "witch"; para los que tienen el inglés como su lengua materna: también se oyen muchos thou's –arcaismo de "you" cuando es el sujeto de una oración–, thee's –arcaísmo de "you" cuando es el objeto de una oración– y hast's –arcaísmo de la conjugación del verbo "have", equivalente a "has"–, aparte de que el director les pidió a los actores que imitaran el acento de Yorkshire, cosa apenas lograda imitando el acento actual, imposible imitar el acento del siglo 17 (cosa que solamente los nativos podrían notar).

Ubicación del condado de Yorkshire, al norte de Inglaterra.

Los estándares hollywoodenses en las tramas de terror consisten en identificar clara e inequívocamente a los buenos y a los malos, a lo héroes, víctimas, sacrificables, mártires, monstruos, traidores, asesinos y/o a las fuerzas malignas.  La película "El proyecto de la bruja de Blair" (The Blair Witch Project, Daniel Myrick y Eduardo Sanchez, 1999) también siguió este camino, apegándose al formato del falso documental (o documental fingido), quitando el final feliz, logrando sembrar dudas y sospechas acerca de fenómenos sobrenaturales más que apoyarse en efectos especiales; de la misma forma, "La bruja" muestra una trama social, de fanatismo religioso, totalmente humana y sin casi efectos especiales donde los fenómenos sobrenaturales simplemente se sospechan en medio de un ambiente cada vez más rígido y atroz, hasta llegar a los rituales de la brujería como una forma de rendición ante la destrucción de la realidad.
El aquelarre o sabbat es la palabra genérica para describir una reunión de brujas  y brujos para la realización de rituales y hechizos.

La trama en sí es más o menos compleja y está muy bien desarrollada entrelazando cuentos, leyendas y sucesos de la época (incluso en los créditos finales de la película nos presumen que muchos de los diálogos se tomaron de diálogos y juicios reales llevados a cabo en esa época).
En Nueva Inglaterra del siglo 17, un hombre llamado William es expulsado del pueblo debido a diferencias religiosas. William y su familia, su esposa Katherine, su hija Thomasin, su hijo Caleb, los gemelos Mercy y Jonas y su bebé Samuel se exilian de la colonia y se establecen en un claro junto al bosque.
La zona de Nueva Inglaterra en EUA es la parte más al norte del país y actualmente comprende cinco estados: Maine, Vermont, New Hampshire, Massachusetts, Connecticut y Rhode Island.





















Un día Thomasin está cuidando y jugando con Samuel, cuando re repente desaparece, sin dejar rastro ni pista. William presupone que fue un lobo, y oficialmente esa es la explicación, aunque existe la leyenda y la creencia de una bruja en el bosque.
Eggers juega muy bien con esto y muestra un par de impactantes escenas donde muestra que el secuestro de la bruja es realmente lo que pasó.
Aunque este último punto es muy interesante: los inmigrantes ingleses que llegaron a América eran cristianos puritanos, y el padre de familia, William eran puritano ortodoxo, totalmente apegado a lo que dice los evangelios, casi hasta el punto de llegar al fanatismo, al punto de criar a sus hijos bajo la creencia de que son impuros y con el pecado en su corazón. Así que los que nos muestra Eggers al principio es una familia llena de sospechosismo, paranoica, al borde de la disfuncionalidad, con el corazó lleno de culpa, donde el reto de formar una granja en medio de las inclemencias de la naturaleza ya resultan demasiado ante el endeble equilibrio sicológico de la familia.

¿Eggers nos muestra lo que realmente pasó o solamente los peores temores de la familia?
¿El tenebroso ambiente familiar de fanatismo religioso es el que hace realidad esos mitos?

Según las leyendas tradicionales, las brujas secuestraban bebés debido a que con una mezcla de su sangre y grasa hacían un ungüento con el que podían volar.
Aparte de embadurnarse con este ungüento, tenían que untar sus escobas con ellos.


A partir de este momento, la familia se empieza a desmoronar ante un estrés sicológico que va empeorando a cada momento: la madre, Katherine se enclaustra en su cuarto ante el horror de haber perdido a su hijo más pequeño; el padre, William, no puede sacar adelante la granja ante su mediocridad como agricultor y cazador y Thomasin, la hija mayor, se encuentra sola ante la presión sicológica de la familia de haber "perdido a propósito" a Samuel ante la bruja. Al fin, ya harta de tanta presión, amenaza a su hermana manor confirmándole que ella sí es una bruja, y que les va a lanzar hechizos para que se asuste y deje de presionarla.
Sin embargo, toda la situación va de mal en peor: los niños parecen llevarse muy bien con la cabra macho que forma parte de su ganado, empiezan a jugar con él y a llamarlo "Black Phillip". William, el padre y jefe de familia, siempre les ha prohibido entrar e el bosque, por lo peligroso, y él mismo lo evita, principalmente porque es un mal cazador y la única trampa que tiene fue comprada a cambio de una copa de plata que robó a su esposa; sin embargo, la esposa –Katherine– se da cuenta de la ausencia de la copa y culpa a Thomasin, el hecho de que William –el padre– no dijera la verdad y tratara de encubrirse tan sólo abona la presión social sobre Thomasin.
Dado el fracaso de la cosecha y ante la perspectiva de desmembrar a la familia, haciendo que Thomasin sirviera a otra familia, Caleb –el hijo varón– sale al bosque a revisar la trampa. El bosque es peligroso, así que Thomasin hace todo lo posible para acompañarlo. Aunque encuentran una liebre muerta en la trampa, pero el perro corretea a otra liebre y se adentra en el bosque, perseguido por Caleb, quien abandonando a Thomasin quien cae del caballo y queda inconsciente.

La liebre como el presentimiento del mal. Se aparece una liebre en la granja de la familia, cuya presencia es atestiguada por Thomasin. Los enfoques y le edición que hizo el director (Eggers) logran el efecto ambiental deseado: una atmósfera donde el mal empieza a envolver la trama de una forma sutil, como si la bruja del bosque ya supiera qué es lo que va a pasar.

Caleb, ya perdido en el bosque, encuentra a su perro ya destripado, ve a la liebre y trata de seguirla para darle caza, pero eso lo adentra más en el bosque donde halla la casa de la bruja y la encuentra bajo la apariencia de una joven y bella mujer.


A partir de este momento, los sucesos, paranoia y locura se disparan. Mientras Thomasin sale de la casa para meter a sus cabras en el granero, al principio de la noche y en medio de la lluvia, llega Caleb pálido y desnudo después de su encuentro con la bruja. La agonía de Caleb es dramática y rematada con un éxtasis religioso y coronada por un contagio sicológico de los niños gemelos, Marcy y Jonas.

Quisiera resaltar en este punto la brillantez del guión; actualmente ya se conocen y se han documentado y analizado muchos casos de histeria colectiva, recuerdos falsos, enfermedades sicosomáticas y otros fenómenos sicológicos por demás retorcidos y grotescos, pero explicables, además de que nunca hay que descartar la posibilidad de que estén fingiendo. Esto podría explicar el extraño y grotesco comportamiento de los gemelos, sobre todo teniendo en cuenta el pesado ambiente de fanatismo que reina en su familia; pero en el siglo 17 este comportamiento se explicaba solamente mediante posesión demoniaca o brujería. El torbellino de histeria colectiva en la familia va aumentando de tamaño y fuerza y atrapa al escéptico del padre y a la fanática de la madre, quien se pone a gritar que Dios ha abandonado a la familia y que está maldita. El padre –William– acusa a Thomasin de brujería y someterla a un juicio, Thomasin contesta que los que realmente están embrujados son los gemelos Mercy y Jonas, que hablan con Black Phillip, el macho cabrío que los tiene embrujados, y que les ha dicho que digan que Thomasin es una bruja y que la culpen de todo lo malo que ha pasado.

La histeria y presión sicológica alcanzan no solamente a los personajes, sino también al espectador.
¿Los niños fingían?
¿Thomasin simplemente tuvo mala suerte de estar donde no debía en el peor momento, o la bruja  manipuló las circunstancias para hacerla parecer culpable?
¿Todo es culpa de la mediocridad de William –el padre– que no supo afrontar los retos de sacar adelante a su familia tras el destierro?
¿La madre –Katherine– sufre un colapso nervioso debido a la muerte de dos de sus hijos, la perspectiva del desastre y desmoronamiento de su familia, empujada por su hermético fanatismo religioso, o es cierto que ya todos están malditos y bajo las malas artes de la bruja?

The Witch o cómo se puede crear un punto de terror rayando en la locura y todavía terminarlo peor.

Y así es que William –el padre– termina encerrando a sus hijos en el granero junto a todas sus cabras. Ante el pánico de Thomasin por quedarse encerrada con sus hermanos –a los que supone embrujados– y con Black Phillip, el macho cabrío representación del maligno. Y sí, durante la noche los visita la bruja del bosque: ante el pánico e impotencia de los gemelos Mercy y Jonas que la oyen aterrizar en el techo del granero y la ven junto a la cabra Flora, la bruja hechiza a Katherine para hacerle creer que ve a sus hijos muertos, Caleb y Samuel.
Al día siguiente, al despertar y salir de su casa, William –el padre– ve el granero destrozado, las cabras muertas, a Thomasin tirada en la entrada, desmayada o dormida, y la puerta abierta sin rastro de los gemelos Mercy y Jonas ni el macho cabrío Black Phillip. Apenas se va recuperando de su sorpresa y estupor cuando recibe un fuerte golpe en el costado de parte de Black Phillip. Ya con graves lesiones internas y dominado por su fuerte fanatismo religioso, William recibe otro golpe y termina muriendo. Aparece la madre –totalmente histérica y fuera de sí– atacando y acusando a Thomasin de brujería y de destruir a toda su familia. Thomasin tiene que matarla en defensa propia. Pero al final, queda sola, sin familia, con su casa destruida, sin comida, sin esperanza.
Y aquí es donde Eggers, el director entra a un final  verdaderamente fantástico y aterrador (lo de terminarlo todavía peor): después de deshacerse de sus incómodos ropajes puritanos y haber dormido unas horas, ya desesperada por su futuro destruido, trata de comunicarse con Black Phillip, tratando de averiguar si es cierto que les hablaba a los gemelos. Viendo que sus intentos son infructuosos, se da vuelta para irse cuando oye la voz del macho cabrío a sus espaldas:

Wouldst thou like to live deliciously?, inglés shakespeariano que se podría traducir como ¿Gustaría vosotros de vivir deliciosamente?

Prometiéndole vida y comodidades, Thomasin acepta y sigue a Black Phillip al interior del bosque, donde se celebra un aquelarre. La película cierra con la risa de Thomasin, aceptando total y abiertamente las promesas de la brujería.



Esta trama tan intrigante y aterradora está relacionada con los juicios de Salem, iniciados en enero de 1692, que se realizaron durante más de diez años y les costaron la vida a más de veinte mujeres y torturas y cárcel a muchas otras. Lo más notable es que en muchos de estos juicios, los acusadores fueron adolescentes que se convulsionaban y sufrían espasmos incontrolables, al igual que los gemelos Mercy y Jonas en la trama, y como en este caso, los historiadores casi están seguros que el factor principal fue una histeria colectiva causada por el opresivo ambiente de puritanismo y fanatismo religioso.

Estos últimos años se ha dados un fenómeno alarmante y triste en la sociedad mundial: en vez de ampliar nuestras fronteras morales, se están estrechando al grado de acusar a cualquiera que no tenga nuestras costumbres y "moralidad"; en vez de aprovechar la amplia información y conocimiento de otras culturas, preferimos los mitos urbanos y noticias falsas y, como resultado, se trata injustamente a otras personas. El pasado miércoles 27 de enero se celebró en el mundo el día internacional en conmemoración a las víctimas del holocausto, salieron al aire muchos documentales y reportajes especializados; entre ellos, uno daba cuenta de noticias alarmantes: mucha gente ya no tiene ni idea del holocausto, lo que fue, o cuándo pasó, quienes fueron los causantes o los afectados; y lo peor: cuando se les dice, no les importa. Esta ignorancia social ha desembocado en un aumento del antisemitismo en el mundo, y la causa no es el odio o el fanatismo; técnicamente ni siquiera es la ignorancia: es la apatía ante el hecho de seguir siendo ignorante y el desaprovechamiento de la oportunidad de dejar de serlo, sobre todo en estos tiempos de abundancia de información.

The crown will plainly show (La corona demostrará claramente)
The prisoner who now stands before you (Que el prisionero que ahora comparece ante usted)
Was caught red-handed showing feelings (Fue atrapado con las manos en la masa mostrando sentimientos)
Showing feelings of an almost human nature (Mostrando sentimientos de una naturaleza casi humana)
This will not do (Esto no debe ser)
–The Trial, Pink Floyd

Todo esto es aplicable al feminismo y al fenómeno de la brujería: la forma de pensar femenina y su forma de expresarse es distinta a lo que exigen los cánones sociales, no es lineal ni lógica, en el peor de los casos ni siquiera es continua o consecuente, pero eso no implica maldad ni intención de dañar ni nada. Tratar de anular o reprimir esas formas de expresión en vez de entenderlas es el cimiento de la intolerancia social.
En el caso de Thomasin, sencillamente sucumbió a la presión sicológica de su familia ante la acusaciones o sospechas de ella le habría entregado al bebé Samuel a la bruja del bosque, y por eso le había dicho a su hermana Mercy que ella era la bruja y que las iba a embrujar a ella, a toda la familia y a la granja, aparte de sacrificarla y comérsela..., sin considerar las consecuencias o posibles acciones que pudieran pasar. Thomasin buscaba solamente silenciar a su hermana y por medio de su coacción, hacer que Mercy se portara bien; lo hizo emocionalmente, sin lógica, sin pensar que esa información se usaría después para reforzar las acusaciones contra ella de practicar la brujería o estar bajo su influjo.
Me imagino que igual les pasó a las mujeres acusadas de brujería en Europa o durante los juicios de Salem.



Brujildo inge y los embrujados malditos.
Meshiko-Tenochtitlan  13.2.21